¿Qué es la ansiedad?
En nuestra cotidianidad es frecuente que utilicemos la palabra ansiedad para describir nuestro estado de ánimo ante alguna situación estresante u gran preocupación, pero ¿Qué es la ansiedad? Podríamos definirlo como una respuesta emocional desproporcionada y anticipada frente a un evento que percibimos como amenazante o de mucha relevancia en nuestra vida, esta respuesta se manifiesta con angustia constante, impaciencia, actividad motriz excesiva sin propósito e ideas catastróficas respecto al futuro.
Existen distintos tipos de ansiedad clasificadas según el motivador de la misma, las cuales abordaremos más adelante, sin embargo, cuando los síntomas se muestran ante cualquier circunstancia se denomina trastorno de ansiedad generalizada, el diagnóstico y tratamiento de este trastorno debe realizarlo un profesional de la salud mental, no obstante conocer los criterios característicos puede ser de utilidad ya que al reconocer estos síntomas como propios o en terceros podemos buscar ayuda en pro de solucionar esto. Los ítems que se describen a continuación se basan en lo que establece el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta revisión (DSM-V por sus siglas en ingles de Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders).
¿Cuál es la sintomatología de la ansiedad?
Angustia y excesiva preocupación sobre las diversas circunstancias que enfrenta. Este criterio debe estar presente la mayoría del día por un tiempo mayor a los 6 meses, manifestad con:
- Agitación o nerviosismo
- Fatiga
- Falta de concentración
- Irritabilidad
- Presión muscular
- Cambios del sueño
¿Qué causa la ansiedad?
Es común pensar que la ansiedad es una respuesta natural que se presenta cuando nos enfrentamos a lo incierto, cuando estamos a la espera de algo o vivimos una situación que nos disgusta y queremos cambiar. Pero, ¿podríamos decir que esto es lo que causa la ansiedad? ¿se debe entonces a circunstancias particulares? Ciertamente las presiones cotidianas pueden ser un detonante para que presentemos síntomas de ansiedad, sin embargo, la mayoría del tiempo estos no son permanentes ni nos limitan en el desarrollo de nuestras actividades, van desapareciendo a medida que vamos resolviendo los problemas que causaron dichas sensaciones, por tal motivo, no podemos asegurar que los conflictos diarios son la causa de la misma, de ser así, todos padeceríamos algún tipo de trastorno ansiedad.
En la actualidad se desconocen las causas del trastorno de ansiedad generalizada, aun así, se cree que el padecimiento puede deberse a una combinación multifactorial de elementos biológicos y psicosociales. Dentro de lo biológico se entiende a aquellos factores que intervienen en nuestro organismo para desarrollar los síntomas de ansiedad, en cuanto a lo psicosocial hablamos de rasgos propios de la personalidad del individuo, mecanismos inapropiados de respuesta ante la frustración y atravesar circunstancias adversas que propician estados emocionales limitantes.
En el estudio de los componentes biológicos que contribuyen al trastorno, se encontró que hay una relación causal entre un desequilibrio a nivel de neurotransmisores y presentar esta patología, existen mecanismos químicos encargados de minimizar la actividad cerebral excesiva, el ácido gamma-aminobutírico por ejemplo sirve para cumplir esta función, cuando los niveles de este aminoácido son bajos en nuestro sistema, las capacidades regulatorias se ven comprometida lo que provoca un constante malestar emocional.
Otro neurotransmisor que interviene en los procesos ansiosos es la serotonina, es sabido por los profesionales de la salud mental que una baja cantidad de la misma es una de las principales causas de la depresión, así mismo el incremento de esta hormona en nuestro sistema sirve no solo para tratar la depresión sino para minimizar procesos ansiosos. Por otra parte, estas alteraciones químicas pueden tener un origen genético, por tanto, la ansiedad puede deberse a un factor hereditario.
Por su parte al profundizar en los elementos psicosociales que influyen en la ansiedad es necesario tener en cuenta el rol que juega el medio donde nos desenvolvemos en el desarrollo de la misma, actualmente existe un número ilimitado de fuentes de información las cuales en ocasiones no podemos filtrar o procesar de forma adecuada, es posible que nuestra interpretación del mundo se vea influenciada por aquello que recibimos constantemente del entorno al que estamos expuestos, actuando a su vez sobre las emociones que experimentamos. Es común encontrar en la globalidad informativa que los eventos negativos tienen mayor difusión y relevancia, lo cual puede hacernos sentir en un ambiente de permanente riesgo, lo que nos mantendrá en una alerta constante haciéndonos sentir ansiosos.
Un estudio realizado por la organización mundial de la salud en marzo del 2022, muestra que la ansiedad tuvo un incremento de un 25% en el primer año de la pandemia, durante este periodo todos tuvimos que experimentar cambios en todos los niveles de vida, como limitaciones para el desplazamiento, distanciamiento con las personas de nuestro entorno, modalidades de trabajo y estudio diferentes a las que estábamos habituados, perdida de seres queridos, dificultades económicas y en general mucha incertidumbre respecto al futuro. ¿Qué pasara ahora? ¿Cuánto durara esta situación? fueron preguntas frecuentes que junto al temor a morir crearon un estado de angustia generalizado difícil de manejar.
Cuando enfrentamos una situación que percibimos como peligrosa o de mucho estrés nuestro cuerpo se activa y prepara para defenderse, aumentan los latidos del corazón y la presión arterial, nuestra respiración se torna agitada, los músculos se tensan y nos sentimos inseguros, sea real o imaginaria la amenaza el organismo actúa de la misma forma, es de esperarse que una vez que el estímulo amenazante desaparece volvamos a un estado de ánimo más tranquilo y regular pero esto no siempre ocurre, en el caso de la ansiedad dicha activación corporal puede mantenerse en el tiempo y presentarse de forma anticipada ante una amenaza futura, provocando una descompensación generalizada tanto física como mental manifiesta en los síntomas del trastorno.
Así mismo a nivel psicológico existen rasgos propios que contribuyen con la ansiedad, por ejemplo, el pensamiento rígido en el que a la persona se le dificulta aceptar los cambios o imprevistos que pueden presentarse cotidianamente, baja tolerancia a la frustración, ideas y expectativas basadas en fantasías o idealizaciones que al no cumplirse del modo pensado generan conflictos internos, finalmente pueden existir otros trastornos mentales que propician la aparición de la ansiedad como el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad, la depresión, entre otros ya que están marcados por patrones inflexibles y pensamientos catastróficos.
Si te sientes identificado con estas características, déjame un comentario y hablemos del tema, ¡la ansiedad puedes controlarla!.